Benoît Bemelmans La niña sujeta el brazo de la religiosa a quien acaba de dar un bouquet de flores, mientras que la madre le presenta a su hijita menor para la despedida. Detrás de ellas el funcionario del correo consulta su reloj, pues más que una norma de educación, la puntualidad es para él un deber que deriva del respeto al prójimo y se refleja en la propia honra. Al interior del carruaje, otra monja ya ocupa su lugar al lado de un militar. Otro viajero compra frutas a una simpática vendedora ambulante. La dama de cofia y pañuelo azul señala con su sombrilla la caja de sombreros que le pertenece. Los cargadores acomodan el equipaje en el techo del vehículo, algunos hombres conversan cerca de los caballos, y el funcionario responsable por la empresa transportadora toma notas en su libreta. * * * Así era la vida hace un siglo o poco más: tranquila, alegre, interesante, colorida. La indumentaria variada y elegante realza la dignidad de las personas. El ambiente es de calma, incluso en medio del bullicio que precede a la partida. Nadie grita ni gesticula. Aunque sean de regiones y clases sociales diferentes, por la armonía que la escena transmite los personajes parecen miembros de una misma familia. El respeto mutuo, la bonhomía, el amor al trabajo honesto, la comprensión de la legitimidad y de los beneficios de una jerarquización social, como fruto de la tradición y del mérito, hacen la vida más suave, aunque no eliminen la necesidad del esfuerzo ni las consecuencias del pecado original. En otras palabras, los principios cristianos aún marcan profundamente esta sociedad, aunque ya fustigada intensamente por ideas y principios revolucionarios. * * * Otro aspecto de esta escena se refiere al viaje en cuanto tal. El ambiente es de calma, sí, pero también de mucha vida, hasta de cierto alborozo. Para muchos, el viaje representa la aventura, y ésta da sabor a la vida. De otro lado, quien parte deja atrás un poco de sí mismo, de sus raíces: los seres queridos, las amistades, los lugares, los recuerdos. Por eso, alguien dijo: partir c’est mourir un peu… (partir es morir un poco).
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Santa Teresa de Los Andes |
La gloria que surge del cumplimiento del deber Tanto en la gloria del palacio como en medio de los peligros de la guerra, la actitud sicológica y moral es la misma. Es el alto sentido de la honra y del deber, la afirmación de que hay valores que van mucho más allá de los de esta tierra, que deben ser defendidos ante cualquier adversidad... | |
Roquefort: queso simbólico de la culinaria francesa Oriundo de la Galia romana, el roquefort se fue refinando a través de los siglos, transformándose en uno de los ejemplos más típicos de la máxima perfección del buen gusto en la comida... | |
La sabiduría de los monasterios Si reducimos los monasterios benedictinos a la condición de meras “empresas”, fueron las que más duraron en todos los siglos. Sus abades (“empresarios”, según la óptica de estos suizos) los hicieron grandes, influyentes y ricos. Fueron pioneros de un modelo económico de producción que enriqueció a todo un continente: Europa... | |
Milagro eucarístico de Legnica: para los médicos, la hostia es un tejido humano El obispo de Legnica , en Polonia, Mons. Zbigniew Kiernikowski, proclamó oficialmente un prodigio del Santísimo Sacramento ocurrido en el santuario de Sw. Jacka (San Jacinto) de esa ciudad. El prelado autorizó a los fieles a venerar la hostia ensangrentada que, según el decreto episcopal, “tiene las características distintivas de un milagro eucarístico” , según informó “Religión en Libertad”... | |
Café, bebida del pensamiento Al contrario de las cervecerías, dominadas por el ruido y a veces por disputas, los cafés se convirtieron en el punto de encuentro preferido de los intelectuales, apreciadores de la concentración mental que esa bebida les proporcionaba, además de quitarles el sueño... |
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