Verdades Olvidadas Las opiniones falsas y los vicios corruptores deben ser reprimidos

 

 
 

Existe el derecho de propagar en la sociedad, con libertad y prudencia, todo lo verdadero y todo lo virtuoso para que pueda participar de las ventajas de la verdad y del bien el mayor número posible de ciudadanos. Pero las opiniones falsas, máxima dolencia mortal del entendimiento humano, y los vicios corruptores del espíritu y de la moral pública deben ser reprimidos por el poder público para impedir su paulatina propagación, dañosa en extremo para la misma sociedad. Los errores de los intelectuales depravados ejercen sobre las masas una verdadera tiranía y deben ser reprimidos por la ley con la misma energía que otro cualquier delito inferido con violencia a los débiles. Esta represión es aún más necesaria, porque la inmensa mayoría de los ciudadanos no puede en modo alguno, o a lo sumo con mucha dificultad, prevenirse contra los artificios del estilo y las sutilezas de la dialéctica, sobre todo cuando éstas y aquellos son utilizados para halagar las pasiones.

Respecto a la llamada libertad de enseñanza, el juicio que hay que dar es muy parecido. Solamente la verdad debe penetrar en el entendimiento, porque en la verdad encuentran las naturalezas racionales su bien, su fin y su perfección; por esta razón, la doctrina dada tanto a los ignorantes como a los sabios debe tener por objeto exclusivo la verdad, para dirigir a los primeros hacia el conocimiento de la verdad y para conservar a los segundos en la posesión de la verdad. Éste es el fundamento de la obligación principal de los que enseñan: extirpar el error de los entendimientos y bloquear con eficacia el camino a las teorías falsas. Es evidente, por tanto, que la libertad de que tratamos, al pretender arrogarse el derecho de enseñarlo todo a su capricho, está en contradicción flagrante con la razón y tiende por su propia naturaleza a la perversión más completa de los espíritus. El poder público no puede conceder a la sociedad esta libertad de enseñanza sin quebrantar sus propios deberes. 

 

 


Papa León XIII, Encíclica Libertas Praestantissimum, Sobre la libertad y el liberalismo, 20 de junio de 1888, §18-19, in www.vatican.va.

 

Palabras del director Nº 138 - Junio 2013 - Año XII Una nueva pieza teatral blasfema: “El Testamento de María”
Una nueva pieza teatral blasfema: “El Testamento de María”
Palabras del director Nº 138 - Junio 2013 - Año XII



Tesoros de la Fe N°138 junio 2013


¡Señor mío y Dios mío!Las Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
Nº 138 - Junio 2013 - Año XII Las opiniones falsas y los vicios corruptores deben ser reprimidos Una nueva pieza teatral blasfema: “El Testamento de María” Las Promesas del Sagrado Corazón de Jesús Nuestra Señora de los Ardientes San Juan de Sahagún Algo más sobre el limbo ¿Puede un sacerdote confesar a un no católico? ¿Puede un hijo presentar una queja a sus padres? Escalando las más altas cumbres



 Artículos relacionados
El formidable poder de la música Nacido en Pittsfield, Massachusetts (EE.UU.), Philip Calder ya mostraba un gran talento musical a los siete años, cuando empezó a recibir clases de piano...

Leer artículo

Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos San Epifanio llama a María “la de los muchos ojos”; la que es todo ojos para ver de socorrer a los necesitados...

Leer artículo

Del amor eterno de Dios hacia nosotros A partir de esta edición publicaremos una serie de trechos seleccionados, extraídos del libro «Pensamientos Consoladores de San Francisco de Sales» —Doctor de la Iglesia y Patrono de los periodistas católicos; uno de los autores ideales para elevar las almas a la perfección espiritual— recopilados...

Leer artículo

Las Promesas del Sagrado Corazón de Jesús Una devoción fundamental para los católicos realmente deseosos de consagrarse al amor infinito de Dios y obtener gracias superabundantes. Máxime para los que se empeñan en propagar la devoción al Divino Corazón...

Leer artículo

El Paraíso Terrenal El Señor, dice el Génesis, había plantado desde el principio un jardín de delicias, y en él había colocado al hombre que había formado (2, 8)...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino