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El Milagro de la Santa Casa de Loreto
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El Santo Padre



El mensaje de Fátima, si bien menciona varias veces al Santo Padre, salvo en una ocasión —cuando habla del  comienzo de otra guerra peor “en el reinado de Pío XI”— no identifica a un Papa en particular. La Santísima Virgen dice que Dios “va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”. Y que, si aún así, la humanidad no se convirtiera, profetiza que Rusia “esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecu­ciones a la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas”.

En el tercer secreto hay también varias referencias al Santo Padre. Al final dice que “llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros y flechas; y así mismo fueron muriendo unos tras otros los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y varias personas seglares, caballeros y damas de varias clases y posiciones”.

Todo indica que la persecución religiosa sería de tal magnitud, que no solamente el Papa, los obispos, sacerdotes y religiosos podrán ser muertos unos después de otros, sino ¡hasta seglares de condición modesta! Lo que muestra una saña persecutoria particularmente virulenta.

San Pío X

Benedicto XV

Pío XI

Pío XII

Juan XXIII

Paulo VI

Juan Pablo I

Juan Pablo II

Una posterior visión particular de Jacinta confirma el carácter violento de esos ataques a la Iglesia y al Papa, que habrían de venir:

—“Yo vi al Santo Padre en una casa muy grande, de rodillas delante de una mesa, con las manos en la cara llorando. Fuera de la casa había mucha gente y unos le tiraban piedras, otros lo maldecían y le decían muchas palabras feas. ¡Pobrecito del Santo Padre! Tenemos que pedir mucho por él”.

En el hospital de Lisboa, poco antes de morir, dijo Jacinta:

— “¡Ay de los que persiguen la Religión de Nuestro Señor! Si el gobierno dejase en paz a la Iglesia y diese libertad a la Santa Religión, sería bendecido por Dios.     


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