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La crisis religiosa



Leonardo Boff, ex-fraile teólogo de la liberación


Mucho se podría decir sobre la crisis religiosa que entristece el alma de todo verdadero católico. Más aún, entristece los Corazones de Jesús y de María Santísima.

El Papa Paulo VI en la Alocución Resistite fortes in fide, del 29 de junio de 1972, se refiere a la crisis en la Iglesia, declarando que tiene la impresión de que “por alguna fisura haya entrado el humo de Satanás en el templo de Dios”. Refiriéndose a la fase posterior al Concilio Vaticano II, afirmó: “Se creía que, después del Concilio, vendría un día soleado para la Historia de la Iglesia. Por el contrario, vino un día lleno de nubes, de tempestad, de oscuridad, de indagación, de incertidumbre”.

Son notorias las dolorosas decepciones causadas por tantas figuras representativas del Clero. ¡Cuántos fieles, aunque equivocadamente, han utilizado tal pretexto para alejarse de la Iglesia!

Se comprende por qué Jacinta insistía en que se rezara por los sacerdotes: — “¡Pida mucho por los sacerdotes! ¡Pida mucho por los religiosos! ¡Los sacerdotes sólo deberían ocuparse de las cosas de la Iglesia! ¡Los sacerdotes deben ser puros, muy puros!”

Una religiosa que toma las armas de la guerrilla durante la revolución sandinista

Presenciamos una fuerte evasión de fieles hacia otras religiones. Todo el mundo nota esto, pero pocos preguntan: ¿por qué ocurre esta evasión?

Pero si conversamos con otros católicos, nos asaltará una duda: ¿Cuántos practican por entero los Diez Mandamientos? ¿Cuántos conocen las verdades mínimas del Catecismo?

Realidad trágica: ¿Cuántos bautizan a sus hijos? ¿Cuántos han hecho la primera comunión? ¿Cuántos comulgan en las debidas condiciones?

Realidad triste: ¿Cuántas parejas tienen hijos sin haber subido al altar? Y se “casan” sólo por lo civil, ¡como si este tipo de “casamiento” entre católicos valiera a los ojos de Dios!

Si analizamos a un católico común, veremos que sus conocimientos de religión­ son muy limitados. Que existe un evidente vacío religioso. Y que su espíritu carece de convicciones religiosas profundas.     



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