No temáis soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
“Si amamos a Dios sobre todas las cosas, inmolémonos por Él. Si amamos al prójimo como a nosotros mismos, démosle la Fe, nuestro mayor Tesoro” – Plinio Corrêa de Oliveira
Palabras del Director
Nº 219 – Marzo de 2020 – Año XIX
El Sanedrín —asamblea de los ancianos judíos, una especie de Corte Suprema, que legislaba y juzgaba las causas en la Jerusalén del primer siglo de nuestra era— necesitaba dar una apariencia de legalidad a la condena de Jesús, para que el juicio no sea acusado de ilegítimo.
Un pecado que desagrada a los mismos demonios
Desgraciados… como ciegos y tontos, ofuscada la luz de su entendimiento, no reconocen la pestilencia y miseria en que se encuentran, pues no solo me es pestilente a mí, sino que ese pecado desagrada a los mismos demonios, a los que esos desgraciados han hecho sus señores.
El Hijo de Dios condenado por el más arbitrario de los procesos
Pilatos conocía perfectamente la disposición de los judíos respecto a Jesús, porque desde hacía tres años, en toda Judea, en la Galilea y hasta en las naciones extranjeras, no se hablaba sino del Profeta de Nazaret.
San Casimiro
Nacido en 1458, Casimiro fue el segundo hijo de Casimiro III, rey de la Polonia y Gran Duque de Lituania, y de Isabel de Austria, hija del emperador Alberto.
La modernidad: rasgos infantiles en personas maduras
Alfred Binet, célebre psicólogo, nos legó un estudio en el que estableció las pautas para comprender las diferencias intelectuales que existen entre el adulto y el niño.
Aspectos nobles y grandiosos de la noche
Un modo trivial de considerar las horas del día es de acuerdo con las necesidades de nuestro cuerpo, y así se dice comúnmente que la mañana es la hora en que las personas se levantan y inician su trabajo; el mediodía, aproximadamente la hora en que almorzamos; y en la noche se duerme, se descansa.
+306, d.C. + Braga. Aún catecúmeno, se rehusó adorar a los ídolos y confesó a Cristo Jesús, Hijo de Dios Vivo. Después de muchos tormentos fue decapitado y así mereció ser bautizado en su propia sangre (del Martirologio).