Historia Sagrada Vida pública de Jesús

San Juan Bosco

Como el milagro es una obra que no puede proceder sino de Dios, nuestro divino Salvador, para demostrar al mundo que era hombre y Dios omnipotente, dio principio a su predicación obrando milagros.

Cambia el agua en vino

 El primero tuvo lugar en Caná, pequeña ciudad de Galilea. Jesús había sido invitado para asistir con su madre a unas bodas, en la casa de personas al parecer no muy ricas, porque a mitad de la comida, faltó vino para los invitados. Compadecida María de ellos, dijo a Jesús:

“No tienen vino”.

Jesús, que no niega nada a su Madre, dijo a los criados que llenasen de agua unas vasijas de piedra que allí estaban, y ellos las llenaron hasta el borde. Jesús añadió:

“Sacad ahora”.

Sacaron y hallaron que se había cambiado en vino, y de mejor calidad que el que habían tomado.

Este fue el primer milagro que obró Jesús, y por medio de él comenzó a manifestar su poder divino y a dar a conocer a todos cuán eficaz es la protección de María Santísima.

 

Las Bodas de Caná, Paolo Veronese, 1563 – Óleo sobre lienzo, Museo del Louvre, París

Tentación en el Desierto

Aunque era Dios omnipotente, quiso Jesús, como hombre, sujetarse a las miserias de nuestra naturaleza. Después de recibir el bautismo, fue al desierto y allí pasó cuarenta días y cuarenta noches, dedicado a la oración y al ayuno, sin gustar cosa alguna; al fin tuvo hambre. Queriendo conocer el demonio si Jesús era el Mesías, se presentó ante Él y le dijo:

“Si tú eres el hijo de Dios, haz que estas piedras se conviertan en pan”.

Jesús rechazó la tentación con estas palabras:

“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda la palabra que sale de la boca de Dios”.

Jesús permitió también que el demonio le llevara al pináculo del Templo, que era una especie de balcón que se hallaba en la parte más elevada de aquel sagrado edificio y daba a la plaza. El demonio, dudando aún de que Jesús fuera el Mesías, le dijo:

“Si tú eres hijo de Dios, arrójate abajo, porque escrito está que los ángeles te sostendrán, para que tu pie no tropiece en las piedras”.

Jesús le contestó:

“No tientes al Señor, tu Dios”.

Viéndose de este modo confundido, por segunda vez, llevó el demonio al Salvador a la cumbre de una elevada montaña, desde donde le mostró todos los reinos de la tierra en su mayor esplendor, y le dijo:

“Te daré todos los reinos del mundo si postrado me adorares”.

“Vete, Satanás —contestó Jesús—, porque escrito está: Adorarás a tu Dios y a Él sólo servirás”.

No pudiendo ocultar su vergüenza, huyó el demonio. En ese mismo momento se presentó a Jesús una multitud de ángeles, que le sirvió lo que necesitaba para alimentarse.

Si alguien quisiera darnos todo el mundo para inducirnos a adorar a Satanás, es decir, a cometer un solo pecado, rechacemos con horror cualquier ofrecimiento. 

La Virgen de los Pobres - Nuestra Señora de Banneux San Ladislao
San Ladislao
La Virgen de los Pobres - Nuestra Señora de Banneux



Tesoros de la Fe N°162 junio 2015


Paray-le-Monial Aquí se apareció el Sagrado Corazón de Jesús
Nº 162 - Junio 2015 - Año XIV Oración al Espíritu Santo Diez modos de honrar a nuestros padres El Reinado Social del Corazón de Jesús La Virgen de los Pobres Nuestra Señora de Banneux Vida pública de Jesús San Ladislao El capítulo 12 del libro del Apocalipsis La Gran Cartuja



 Artículos relacionados
¿Puede la Iglesia negar la comunión a quienes promueven el aborto? La enseñanza de la Iglesia sobre el aborto es una verdad irreformable. Así lo declaró Juan Pablo II en la encíclica Evangelium vitae...

Leer artículo

El Dogma del Purgatorio El dogma del purgatorio es tenido en el olvido con demasiada frecuencia por parte de la mayoría de los fieles...

Leer artículo

La caridad sin fe es mera filantropía En principio, el mundo no pone objeciones a las obras concretas de benevolencia o de misericordia que suponen reparar una carencia en los hombres...

Leer artículo

El Paraíso Celestial Luego que el alma haya entrado en el gozo del Señor, se verá libre de toda aflicción...

Leer artículo

Santo Tomás Apóstol Los evangelistas muy poco registran de la vida de los doce hombres providenciales por cuyo intermedio la Santa Religión fue predicada en casi todo el mundo civilizado de la época. Con excepción de san Pedro y san Juan Evangelista, los Evangelios nos proporcionan pocos datos a respecto de los demás...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino