Es sentencia común entre los teólogos que la oración es necesaria a los adultos de necesidad de medio, es decir, que sin la oración es imposible la salvación. Dicen los doctores, con santo Tomás de Aquino, que encierran precepto grave que obliga especialmente en tres casos: 1) cuando se está en estado de pecado mortal; 2) cuando se está muy expuesto a caer; y, 3) cuando se está en peligro de muerte. Fuera de esto, enseñan los doctores que pasar un mes o a lo sumo dos sin rezar, no se excusa de pecado mortal. La razón es porque sin la oración no podemos alcanzar los auxilios necesarios para observar la divina ley. Dice san Juan Crisóstomo que, como los árboles necesitan agua para no secarse, así nosotros necesitamos oración para no perdernos. Razón tuvo el concilio de Trento al hacer propias las palabras de san Agustín y declarar que es cierto que el hombre no puede solo con el auxilio de la gracia ordinaria observar todos los preceptos, pero que mediante la oración hallará el más poderoso auxilio que necesita. He aquí la célebre sentencia del concilio: “Dios no manda imposibles; pero a la vez que manda, aconseja que hagamos lo que podamos, pidamos auxilio para lo que no podamos y ayuda para que podamos”. Y he aquí las palabras de san Agustín: “Creemos firmemente que Dios, tan justo y tan bueno, no ha podido imponernos preceptos de ejecución imposible; o lo que manda es fácil o difícil; en el primer caso sabemos lo que debemos hacer, y en el segundo, lo que tenemos que pedir”. ¿Por qué permite Dios que nos ataquen los enemigos si conoce nuestra flaqueza y sabe que no podemos resistir? Respondo: Lo permite para que le pidamos su ayuda, viendo el extraordinario bien que nos reporta la necesidad de rogar. De aquí que el que se deja vencer no puede alegar en defensa propia no haber tenido fuerzas para resistir, porque, si las hubiera pedido, las habría alcanzado. Por eso Dios castigará al vencido, porque, si hubiera rezado, en lugar de la derrota habría alcanzado la victoria.
* San Alfonso María de Ligorio, Obras Ascéticas, Sermón XLVI: Eficacia y necesidad de la oración, BAC, Madrid, 1954, t. II, p. 848-849.
|
Stille Nacht (Noche de Paz) La canción de Navidad por excelencia |
Imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima Esta imagen, considerada del punto de vista artístico, es del estilo llamado “sulpiciano”,* pero tiene muchísima más expresión que las imágenes sulpicianas comunes. Esta expresión se nota por la coherencia de su conjunto... | |
Capítulo 5: El mensaje salvador Después del efecto espiritual tonificante que les proporcionó el haber visto a la Santísima Virgen por segunda vez, los tres pastorcitos pasaron por una gran prueba... | |
Vida atrayente en una sociedad orgánica n Francia, es la época de las flores. El palacio municipal de La Barre-en-Ouche está engalanado para el placer de sus novecientos y tantos habitantes y de todos los que transiten por aquellas latitudes... | |
Cristo en la tempestad del mar de Galilea Sobre el mar de Galilea, ese lago de agua dulce normalmente caluroso y tranquilo, soplan repentinamente vientos fuertes desde el desierto, que levantan olas de hasta tres metros de altura... | |
San Alejandro María Sauli Alejandro nació en 1530, en Milán, oriundo de una de las más ilustres familias genovesas que enriquecieron a la Iglesia con cardenales y obispos, notables por sus talentos y piedad... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino