Vidas de Santos San Juan Leonardi

Glorioso Patrono de los Farmacéuticos

Definido en la bula de canonización como uno de los mayores apóstoles de la contrarreforma católica del siglo XVI, su desempeño le costó oposición, difamación y destierro de su ciudad natal

Plinio María Solimeo

Nacido en 1541 en Diecimo, en la provincia de Lucca (Italia), Juan Leonardi era el menor de los siete hijos de una familia de modestos agricultores. A los diecisiete años de edad se trasladó a Lucca para estudiar farmacia, y allí conoció la cofradía seglar de los Colombini, formada por jóvenes comprometidos a vivir como auténticos cristianos, ayudando a los pobres y a los peregrinos.

Educado por un sacerdote ejemplar que lo formó en la virtud y en el conocimiento, al cumplir los 26 años sintió el llamado divino al sacerdocio. Abandonó su profesión e inició los estudios eclesiásticos. En la fiesta de la Epifanía de 1572 celebró su primera misa.

Con la ayuda de algunos colombini,1 comenzó a reunir a los niños del barrio en la iglesia de San Juan para instruirlos en la doctrina cristiana —entonces una novedad en Lucca—, lo cual ocasionó que el obispo local lo designara para hacer lo mismo en todas las iglesias de la ciudad. Poco a poco, esto atrajo también a los adultos, conquistados por su fervor apostólico. A partir de Lucca, esta iniciativa se extendió a las parroquias vecinas. De acuerdo con las normas del Concilio de Trento, dio lugar a un alentador renacimiento de la vida cristiana en un entorno caracterizado por la decadencia moral, agravada por la presencia de predicadores protestantes.

Interior de la iglesia de Santa María en Diecimo, donde nació san Giovanni Leonardi

Para dar continuidad a su iniciativa, fundó la Sociedad de la Doctrina Cristiana —formada por laicos y dedicada a la educación— cuyos estatutos fueron aprobados por el obispo. Sus miembros también debían trabajar en hospitales y prisiones. Esta sociedad se extendió a otras ciudades italianas, como Pescia, Pistoia, Siena, Nápoles y Roma. Introdujo en Lucca la práctica de las cuarenta horas, la comunión frecuente y la devoción a la Santísima Virgen.

En setiembre de 1574, el padre Juan Leonardi recibió el encargo de una antigua iglesia bajo la advocación de Nuestra Señora de la Rosa, con una amplia casa anexa, y en ella sentó, con otros dos o tres sacerdotes, los pilares de lo que luego serían los Clérigos Regulares de la Madre de Dios, que se dedicarían a enseñar la doctrina cristiana a los niños, a renovar la vida apostólica del clero y a difundir la fe cristiana por todo el mundo. Fue entonces cuando adoptó el nombre de Juan de la Madre de Dios.

Las actividades a favor de la renovación religiosa encontraron mucha oposición, no apenas de los herejes, sino también de los sacerdotes y laicos que reprochaban su acción reformadora. Esto obligó a los miembros de la congregación a abandonar la iglesia de Santa María de la Rosa y trasladarse a la de Santa María Corteorlandini.

Progreso de la Orden y exilio

En 1581 la autoridad diocesana reconoció a la nueva congregación, que celebraría su primer capítulo general dos años después, en el que sería elegido Superior General. Como tal, redactó las Constituciones, que fueron confirmadas el 13 de octubre de 1595. Más adelante su obra sería elevada a Orden Religiosa por el Papa Gregorio XV con el nombre de Orden de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios.

Representación del santo sosteniendo los estatutos de la Sociedad de la Doctrina Cristiana

Algunos años después, mediante el breve Apud Sanctum Marcum del 14 de agosto de 1601, el Papa Clemente VIII asignó al santo y a su congregación la iglesia y la parroquia de Santa María in Portico, con el icono de la Santísima Virgen María Romanæ Portus Securitatis, en la que la familia religiosa estableció su Curia General, trasladada en 1662 a Santa María in Campitelli.

Los Regulares observaban gran obediencia, recogimiento interior, asiduidad a la oración y pobreza. San Juan Leonardi procuraba llevarlos a la más alta perfección, no apenas con consejos, sino sobre todo con el ejemplo. Emprendió un viaje a Roma para obtener la aprobación de los estatutos de su Orden, ya aprobados por el obispo en 1584.

Durante su ausencia se desató una feroz campaña de difamación contra él por parte de los magnates de Lucca, opuestos a la fundación de otra orden religiosa. Alimentada por algunos sacerdotes y herejes, sus contrarios obtuvieron la expedición de un decreto por el cual se le desterraba como enemigo de la ciudad de Lucca, acusado de alterar el orden público y de no respetar a las autoridades establecidas.

Una investigación iniciada por el santo para averiguar las supuestas faltas no tuvo éxito. La persecución continuó, provocando un conflicto entre sus propios miembros y aumentando la confusión. El santo en todo momento dio muestras de magnanimidad y caridad hacia sus perseguidores.

Misiones apostólicas

En Roma, donde permaneció exiliado durante algunos años, fue tratado con aprecio por la Curia por sus cualidades como sacerdote y su probidad de conducta. Se hizo amigo de san Felipe Neri, coterráneo suyo, tomándolo como director espiritual. Le escuchó decir muchas veces: “Querido amigo, llegar a ser santo no lo es todo; lo importante es seguir siéndolo”. También fue un gran amigo de san José de Calazans.

Lucca, en la región de Toscana. Al centro la Torre Guinigi, edificio representativo de la ciudad. Aquí inició su apostolado el joven presbítero san Juan Leonardi.

En 1582 San Felipe Neri lo presentó al Papa Clemente VIII, quien se sirvió de él para diversas misiones. Una de ellas fue para resolver una delicada controversia entre el obispo de Nola y el virrey de Nápoles sobre el Santuario de Nuestra Señora del Arco en la diócesis de Nola y la administración de las ofrendas de los peregrinos.

Como obtuvo éxito en su misión, el Papa lo envió como visitador apostólico para promover la reforma de la Congregación de Montevergine, una rama aparte de la Orden Benedictina, que estaba en declive. Durante cinco años visitó personalmente todos sus monasterios, buscando conocer las inquietudes de los monjes y los abusos causantes de la decadencia de aquella familia religiosa.

Suprimió los monasterios con menos de doce miembros, y en los demás aprobó reglas uniformes sobre la alimentación, el vestido y el mobiliario, en concordancia con el voto de pobreza. Además, eliminó las injerencias seculares en la vida de las comunidades monásticas, dispuso la provisión de vacantes y creó un proyecto de noviciado, que debía servir de modelo para otros monasterios.

Fue encargado de reformar a los benedictinos de Vallombrosa, donde corrigió los abusos, ordenando a los novicios la confesión y comunión semanal, la meditación diaria y los ejercicios espirituales; Asimismo, fue reformador de los benedictinos de Monte Senario, director espiritual del monasterio capuchino de San Urbano y de los Oblatos de Santa Francisca Romana, y visitador de la comunidad de clérigos regulares de las Escuelas Pías (Escolapios), fundada por San José Calazans.

En Roma se le confió la iglesia de Santa María in Portico, donde introdujo la enseñanza regular de la doctrina cristiana. En 1596, el Papa Clemente VIII lo nombró visitador apostólico y comisario, con un mandato especial para combatir la reforma protestante, de acuerdo con los cánones del Concilio de Trento.

Fundación de la Propaganda Fide

Altar dedicado a san Juan Leonardi en la iglesia de Santa María in Campitelli, Roma

Entre 1607 y 1608, junto con el prelado español Juan Bautista Vives y el jesuita Martín de Funes,2 idealizó una congregación de sacerdotes con el objetivo principal de propagar la doctrina cristiana entre los infieles. En marzo de 1608, los tres sacerdotes escribieron una carta al Papa Pablo V, con la propuesta de reavivar el espíritu misionero de la Iglesia, con particular referencia a las tierras de América del Sur. En 1624, ya después de su muerte, esta propuesta dio lugar a la creación del Colegio Misionero de Propaganda Fide (actualmente llamada Pontificia Universidad Urbaniana); y en 1627 originó la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe, de la que es considerado uno de los cofundadores.

Cuando el cardenal César Baronio —que sucedió a san Felipe Neri como superior general de la Congregación del Oratorio en 1593— fue nombrado protector de la Congregación de los Clérigos Regulares, quiso que san Juan Leonardi volviera a ocupar el cargo de superior general, a pesar de la oposición de los notables de Lucca, que seguían siendo hostiles a él porque lo consideraban un enviado de la Inquisición, que no la querían en su ciudad

Entre los escritos del santo destaca el famoso memorial al Papa Pablo V sobre una reforma general de la Iglesia. En él proponía al Pontífice una serie de intervenciones, entre las que se encontraban la celebración de sínodos nacionales que permitieran un diagnóstico cuidadoso de los males que atormentaban a la Iglesia; el fortalecimiento de la catequesis de los niños, para que “desde sus primeros años sean educados en la pureza de la fe cristiana y en las santas costumbres”; la reforma del clero, que en su opinión “es la premisa necesaria para la reforma también de los laicos”.

Muerte y glorificación

San Juan Leonardi vivió sus últimos años en Roma, muriendo el 8 de octubre de 1609 en el hospital de Santa María in Portico, víctima de la dedicación a sus discípulos acometidos por la peste. Inicialmente fue enterrado en Santa María in Portico, pero posteriormente fue trasladado a la iglesia de Santa María in Campitelli, convertida en sede general de su Orden.

Fue declarado venerable por el papa Clemente XI en 1701, beatificado por el beato Pío IX en 1861 y canonizado por el papa Pío XI el 17 de abril de 1938. El 25 de abril de 1951 se erigió la iglesia de San Juan Leonardi en la Via della Cicogna en Roma. Su memoria ha sido objeto de tan alta estima en la Ciudad Santa que el Papa León XIII mandó colocar su nombre en el Martirologio Romano, ordenando al clero de Roma celebrar su Misa y Oficio, un honor reservado solamente a los Sumos Pontífices beatificados. En 2006 fue nombrado patrón de los farmacéuticos.3

Restos mortales de san Juan Leonardi, en la iglesia de Santa María in Campitelli, Rome

 

Notas.-

1. Miembros de una congregación religiosa, también llamados Jesuatos, fundados por el beato Juan Colombini (1304-1367) bajo el nombre de Clérigos Apostólicos de San Jerónimo.

2. Rector del colegio de San Bartolomé en Santafé de Bogotá.

3. Fuentes:

–Angelo Montonati, Santi e Beati, S. Giovanni Leonardi, disponible en http://www.santiebeati.it/dettaglio/29500.

–https://www.catholic.org/saints/saint.php?saint_id=359.

–https://pt.wikipedia.org/wiki/Jo%C3%A3o_Leonardo.

–https://en.wikipedia.org/wiki/St._Giovanni_Leonardi.

Señor de los Milagros ¿Por qué hay estaciones del Vía Crucis que no figuran en las Escrituras?
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Tesoros de la Fe N°250 octubre 2022


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