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El Milagro de la Santa Casa de Loreto
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N O V E N A
en honor de
Nuestra Señora del Carmen


Señal de la Cruz

Por la señal † de la Santa Cruz, de nuestros † enemigos líbranos Señor † Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo † y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo y espero, a quien amo y quisiera haber siempre amado sobre todas las cosas; me pesa, sí, una y mil veces me pesa de haberos ofendido, por ser Vos quien sois, bondad infinita; pésame también porque merecí las terribles penas del Purgatorio y ¡ay! tal vez las eternas llamas del infierno. Propongo firmemente nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, ayudado de vuestra divina gracia. ¡Oh! tenga yo, Jesús mío, la dicha de confesarme bien, enmendar la vida y perseverar hasta la muerte. Os lo pido por vuestra Sangre preciosísima y por los dolores de vuestra afligidísima Madre. Amén.

Oración para empezar todos los días

¡Oh Virgen María, Madre de Dios y de los pecadores! especial protectora de los que visten tu Sagrado Escapulario, te suplico por lo que Su Majestad te ha engrandecido escogiéndote para verdadera Madre suya, me alcances de tu querido Hijo Jesús el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones, y lo que en esta Novena especialmente pido, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de tu intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos para alabarte dignamente; y uniendo con sus afectos mis voces, te saludo una y mil veces diciendo:

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Día Primero

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que fuisteis figurada en aquella nubecilla que el gran profeta de Dios, Elías, vio levantarse del mar, la que con lluvia fecundaba copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús para remedio universal de nuestras almas!

Te ruego, Señora, me alcances de Su Majestad copiosas lluvias de auxilios par que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras; con que sirviéndote con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!

Ruega por nosotros santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración final para todos los días

A Vos acudo, Emperatriz misericordiosa, suplicando os dignéis aceptar estos siete Padrenuestros, Avemarías y Glorias, que con la intención de ganar las indulgencias concedidas al Santo Escapulario, os ofrezco en esta Novena. Amén.

Día Segundo

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que por tu singular amor a los carmelitas les favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándoles con las luces de tu enseñanza y ejemplo, de que dichosamente gozaron!

Te ruego, Señora, me asistas con especialidad, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús, luz para conocer su bondad y amarle, conocer mis culpas y llorarlas, lo que debo ejecutar para con toda perfección servirle, y que mi trato y conversación sea siempre para su mayor honra, gloria y edificación de mis prójimos, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, etc.

Día Tercero

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que te dignaste admitir piadosa, con singular amor, el obsequio de los carmelitas, que entre todos los mortales, fueron los primeros que te edificaron templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos y devotos a darte culto y alabanza!

Te ruego, Señora, me alcances, sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de virtudes, donde Su Majestad habite siempre, de mí alabado, amado y adorado, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, etc.

Día Cuarto

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los carmelitas, les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con este singular favor su confianza para buscar en ti, como amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo, en todas sus necesidades y aflicciones, y empeñándoles en procurar imitar tus excelentes virtudes!

Te ruego, Señora, me mires como amorosa Madre, y me alcances te imite yo de modo que dignamente goce el nombre de hijo tuyo, y que mi nombre sea escrito en el libro de la predestinación con los de los hijos de Dios hermanos de mi Señor Jesucristo, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, etc.

Día Quinto

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que para defender a los carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la venerada Orden del Carmen, mostrando el singular amor con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu Hijo Jesús, la repentina muerte con que castigó a dos que especialmente lo contradecían!

Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y de cuerpo, para que con quietud y paz me emplee siempre fervoroso en el servicio de Dios y tuyo, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, etc.

Día Sexto

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que para señalar a los carmelitas por especiales hijos tuyos los enriqueciste con la singular prenda del Sagrado Escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para los que devotamente le visten, y cumpliendo con sus obligaciones procuran vivir mostrando que son tus hijos en imitar tus virtudes!

Te ruego, Señora, me alcances lo ejecute yo así siempre, y señalándome en servirle con amoroso obsequio, merezca lograr los frutos de esta santa devoción, y me muestre agradecido a favor tan singular, y al presente consiga de la Majestad de Dios lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, etc.

Día Séptimo

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que diste en tu Santo Escapulario a los que devotamente le visten un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo, y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros!

Te ruego, Señora, que sea mi defensa poderosa en esta mortal vida, para que en todas las tribulaciones y riesgos halle la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo, y al presente me alcances de tu bendito Hijo Jesús lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, etc.

Día Octavo

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que ofreciste tu especial asistencia en la hora de la muerte a los que devotamente le visten tu Sagrado Escapulario, para que logren, por medio de la verdadera penitencia, salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno!

Te ruego, Señora, me asistas, me ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera y perfecta penitencia y contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y deseo de verle y gozarle para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria, y al presente consiga de su Divina Majestad lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, etc.

Día Noveno

¡Oh, Virgen del Carmen, Madre Santísima, que extendiendo tu amor a favor de los carmelitas aun después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu Santo Escapulario, consuelas sus almas cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan de aquellas penas cuanto antes para ir a gozar de Dios en la gloria!

Te ruego, Señora, me alcances, de Su Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y con la devoción de tu Santo Escapulario, de tal modo logre este singularísimo favor, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo:

Dios te salve, etc.