Todo sobre Fátima
Tesoros de la Fe Donaciones Tienda
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Conversación íntima entre una madre y su hijo Ex voto San Miguel Febres Cordero Muñoz Oración para el estudio La enorme responsabilidad de los padrinos de bautismo Lourdes: milagros físicos para el bien de las almas Regreso a la caligrafía para no perjudicar la educación Dos concepciones de la sociedad Misión diplomática en Londres La traición de Judas ¿A dónde y por dónde he de ir? Flevit super illam La visita a los Monumentos San Albino de Angers Verdadera y falsa derecha según el P. Garrigou-Lagrange, O.P.
El Milagro de la Santa Casa de Loreto
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El Milagro de la Santa Casa de Loreto
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ISSN 1998-0558
(versión on line)
Nº 90 - Junio de 2009 - Año VIII
“Si amamos a Dios sobre todas las cosas, inmolémonos por Él. Si amamos al prójimo como a nosotros mismos, démosle la Fe, nuestro mayor Tesoro” – Plinio Corrêa de Oliveira




PÁGINA MARIANA
Fátima y Paray-le-Monial: Una visión de conjunto
A partir de la Cova da Iría se desencadenó un activo movimiento de piedad, cuyas posibilidades de expansión aún hoy son incalculables. El Sagrado Corazón fue la gran devoción del siglo XIX, llamado por algunos escritores eclesiásticos “el siglo del Sagrado Corazón”.






S.O.S. FAMILIA
¡Los videojuegos envician!
Al comienzo no pasa de una inocente diversión. Se tiene el placer de dominar situaciones, ejercer un poder, controlar dificultades y sumergirse en un mundo de fantasía. Así es la primera reacción frente a las emociones de un videojuego.





LA PALABRA DEL SACERDOTE
¿Qué sentido tiene la vida presente frente a la muerte?
Si todo termina con la dispersión de las cenizas en los límites de un club, si todo termina con la disolución del ser humano en la nada, es forzoso reconocer que la vida humana no tiene sentido. Y sería pura fantasía aquella apetencia del Ser Absoluto, que San Agustín coloca en el fondo del corazón humano.



VIDAS DE SANTOS
San Bonifacio
Con una energía y celo sorprendentes este misionero excepcional implantó el cristianismo en tierras germánicas, civilizándolas y coronando su gesta apostólica con la efusión de su propia sangre.

 

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