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El Milagro de la Santa Casa de Loreto
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La columna del peregrino
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por Nicolás Verástegui

Antes de despedirnos de Tacna fuimos invitados a Locumba, en donde además del milagroso Santo Cristo, existe un importante destacamento del ejército conocido como el “Fuerte Arica”. Donde la emoción y la alegría de recibir a la Virgen Peregrina fueron expresados de manera admirable.

Al llegar fue descubierta la imagen para que una escolta de oficiales la acompañase en cortejo hasta la capilla. Los seguían de cerca un grupo de damas, esposas de militares, niños de colegio y una sonora banda que entonaba cánticos marianos. El desfile atravesó un interminable corredor de soldados vestidos con sus uniformes de combate. Los hombres de guerra ofrecían palmas y vivas a la ilustre visitante, y más de uno optó por dejar registrado en sus cámaras digitales el glorioso momento.

Al interior de la capilla les fue explicado el Mensaje de Fátima, al cual se le prestó gran atención. Terminada la exposición, se rezó el Santo Rosario, cadenciada y marcialmente, según la costumbre militar. Para incentivar a los presentes a una mayor devoción a la Virgen María y al rosario, me acordé de una estrofa que hace parte de una tradicional canción y que aprendí recientemente: “¡Las cuentas de mi rosario son balas de artillería, / pues todo el infierno tiembla cuando digo Ave María!” Como varios pertenecían al arma de artillería, copiaron la frase para grabarla en sus unidades. Luego de la dispersión, se produjo una verdadera avalancha en la tropa: todos pugnaban por obtener un recuerdo; mientras los peregrinos recibíamos el saludo de la oficialidad.

¡Nada más terrible para el enemigo, que un ejército de hombres de fe!